Un cambio de escenario

La vida está llena de altibajos, y a veces, enfrentamos situaciones que nos dejan exhaustos emocional y mentalmente. Hasce 15 días pasé por momentos de dificultad, luego de que hackearan mi teléfono y me expusieran de una manera llena de rabia y odio. Muchas personas cercanas en lugar de apoyarme, me dieron la espalda y culparon sin conocer la verdad, otros simplemente me bloquearon o hasta el momento me tratan con cautela. No los culpo, cada uno tiene su manera de pensar y sentir, más los que me conocen bien saben que no soy eso y estuvieron para mí, para levantarme, con una llamada o un correo electrónico.

De la noche a la mañana este viaje de trabajo se convirtió en la solución perfecta para recargar nuestras energías y encontrar un nuevo propósito. Un viaje puede ser la clave para renovarte tras una mala experiencia y cómo, al sumergirte en nuevas experiencias y entornos, puedes reavivar tu espíritu y restaurar tu bienestar.

El día uno que llegué, tuve la noticia de que mi pequeña Nina nació, con toda la fuerza y luz para dar color a la vida de mis hermanos de vida Xime y Monchis. Cuando recibí la noticia, mis ojos se pusieron llorosos y al canto de amorfinos dimos la felicitación respectiva. Ahí sonreí y me dije ¡basta de llorar! Y seguir pensando el si hubiera…. La vida es aquí y ahora.

Cada uno de los momentos vividos en tierras manabitas, me permitió sanar al conocer personas increíbles llenas de energía, de un cariño impresionante. La magia también se hizo presente al reconectar con mi yo interior, dándome esa luz justa y necesaria en esos momentos. Y el vencer cada una de mis inseguridades y fobias al estar y atravesar por sitios que en otra ocasión no lo hubiera hecho. Todo se dio para que viajara sola, para que toda esta fuente de angustia, impotencia, llanto y negatividad, desapareciera, así, recibir con amor esta perspectiva diferente siendo una oportunidad para reflexionar y redescubrir lo que realmente valoramos y deseamos. Al pasar tiempo en la naturaleza, meditar en un lugar tranquilo o simplemente explorar nuevas ciudades, podemos reconectar con nuestras pasiones y objetivos, redescubriendo así nuestro propósito.

Viajar también nos expone a nuevas culturas, ideas y formas de vida. Esta inmersión en lo desconocido no solo nos distrae de nuestros problemas, sino que también nos ofrece una nueva perspectiva sobre nuestra situación. Conocer otras formas de vivir y afrontar los desafíos puede inspirarnos a encontrar soluciones creativas para nuestras propias dificultades y ampliar nuestro horizonte emocional y mental. Ser agradecidos por todo lo bueno y lecciones que tenemos a diario.

Las experiencias de viaje pueden desafiar nuestras habilidades, empujándonos a salir de nuestra zona de confort. Desde la adaptación a nuevas costumbres hasta la resolución de problemas inesperados, viajar nos enseña a ser más resilientes y adaptables. Estos desafíos pueden fortalecer nuestro carácter y fomentar el crecimiento personal, ayudándonos a enfrentar futuros problemas con una mentalidad más positiva y segura.

Lo mejor de todo esto son los recuerdos, de esas fotografías que no tomas porque estás tan feliz que solo disfrutas el momento, son un bálsamo para el alma. Revitalizar la energía y creatividad, hasta el rejuvenecer con una conversación cercana de un desconocido, de un paisaje impresionante en medio de la nada, del sabor y olor de la comida hecha con sabores ancestrales.

Este viaje fue mucho más allá de cumplir una obligación por contrato, fue el probar mis límites y afirmar quien soy. Ahora solo quiero regresar a esos lugares mágicos para compartir sin una cámara de fotos o grabar videos, vivir nuevamente esta aventura por su gente llena de color y risas, que me hicieron renovar mi luz, paciencia, locura y ganas de comerme el mundo.

No esperemos a tener una situación mala para viajar y reconectar, así que  ¡Empaca tus maletas y deja que la aventura te guíe hacia una nueva etapa llena de energía renovada y posibilidades infinitas!