Pequeña estrella
- Amelia Molina Segovia
- 5 jul 2024
- 3 Min. de lectura
El 05 de julio de 2018, tuve la experiencia más dolorosa de mi vida y me cambió por completo como ser humano, como mujer. Retrocederé un poco el tiempo. En ese año vivía con mi ex pareja, nos habíamos realizado exámenes ya que ambos queríamos tener familia, el primer golpe fue cuando en los resultados de los exámenes no éramos compatibles, a decir verdad ese año nos había apaleado de una manera brutal como pareja, como personas… Yo perdí mi trabajo y el negocio de él no marchaba bien, a su papá le detectaron cáncer y mi abuela estaba delicada de salud también.
La primera decisión a tomar era que siguieramos juntos a pesar de que no seríamos padres o separarnos y cumplir nuestro deseo a manera individual, pues, decidimos quedarnos juntos. Ahora que lo veo en línea de tiempo fue un error que meses… años después sería peor.
Me regreso al 05 de julio, era una mañana soleada y tenía un pedido de trabajo, de jarros personalizados, estaba trabajando tranquila a pesar de que sentía un malestar tremendo, como una descarga eléctrica que recorría mi cuerpo y cólicos, pensé que ya vendría mi regla (nunca fui regular), el malestar aumentó y decidí recostarme un momento; desperté por la angustia de mi perrita que lloraba colocando su cabeza en mi vientre… Cuando me levanté, había sangre, fui al baño y salió como un coágulo más grande de lo normal… Inmediatamente llamé a mi ginecólogo y le explique lo que me ocurría, me pidió que fuera a urgencias de inmediato.
Cuando llegué ni siquiera pensé que se tratara de la pérdida de mi bebé, al darme la noticia, mi ser empezó a desgarrarse de a poco, sentí como estar en una pesadilla que quieres despertar y no puedes, no reaccionas, dejas de sentir y al mismo tiempo sientes un dolor que no tiene nombre.
La pérdida de mi bebé llegó como un golpe inesperado. De repente, el mundo se detuvo y me encontré navegando por un mar de emociones abrumadoras. El dolor era profundo y físico, como si una parte de mí se hubiera roto irremediablemente. Lo único que quería en ese momento era a mi mamá, no decir nada solo que me abrace el alma, mientras lágrimas caían sin parar por mi rostro. Ella cuando llegó me abrazo sujetando fuerte mi dolor, acompañando mi ser con esa conexión que solo existe entre madre e hijo.
Sentí tristeza, enojo, culpa y un profundo vacío. Me preguntaba una y otra vez por qué había pasado esto, qué podría haber hecho diferente, porqué no me di cuenta, porque me pasaba esto, si volvería a ser madre algún día. Debo confesar que pasé por varios estados de emociones, ansiedad con un temblor corporal que no paraba, ira, al culpar a tantas personas que no desean ser madres, depresión al no levantarme de la cama y solo llorar, amor de mi mami, de mi ex pareja, de mis pequeños perritos que se quedaron junto a mi todo el tiempo.
En los días y semanas que siguieron, aprendí que sanar no significaba olvidar, sino encontrar una manera de vivir con el dolor y seguir adelante. Aprendí a permitirme sentir todas mis emociones sin juzgarme, a hablar con mi pareja y seres queridos sobre lo que estaba experimentando. Con el tiempo, el dolor se volvió más llevadero. Aprendí a encontrar consuelo en los pequeños momentos de alegría, a levantarme y pensar en mí. Descubrí que la esperanza puede renacer de las cenizas del dolor, y que el amor que sentí por mi bebé perdido sigue vivo en mí.
Cada año lo sano, suelto y agradezco por esta experiencia que marco mi vida. Este blog es un espacio seguro para todas las mujeres que han atravesado por una pérdida similar. Quiero que sepas que no estás sola en tu dolor. Aquí podemos compartir nuestras historias, nuestras lágrimas y nuestras esperanzas. Podemos apoyarnos mutuamente y encontrar consuelo en la comunidad.
La pérdida de un bebé es una experiencia que cambia la vida de una mujer para siempre. Pero también podemos encontrar fuerza en nuestra vulnerabilidad y esperanza en medio del dolor. A través de la aceptación, el apoyo y el amor propio, podemos aprender a vivir una vida plena y significativa, honrando siempre el recuerdo de nuestros hijos que partieron antes de tiempo. Es super importante buscar ayuda profesional, grupos de apoyo. Hacer una despedida a estos bebés no nacidos, a los bebés estrella.
Gracias por acompañarme en este viaje de sanación y crecimiento. Te invito a compartir tus pensamientos y experiencias en los comentarios. Juntas somos más fuertes.




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