Al otro lado del Arcoíris
- Amelia Molina Segovia
- 23 may 2024
- 1 Min. de lectura
La descripción perfecta para el dolor de perder a un pequeño compañero de vida, es un hueco en el pecho, por donde entra el frío que se expande por tod el cuerpo generando una sensación de vacío, tristeza, las lágrimas corren y los recuerdos se apoderan de nuestra mente, lo imaginas, lo sientes.
Cuanto amor incondicional pueden darnos nuestras mascotas, que en realidad, en alguno de los casos son nuestra familia. Esos ojos que proyectan paz, amor, luz, sus suaves patitas acariciando el rostro, sus pequeños cuerpos haciendo gracias para llamar nuestra atención y si, en algunos casos pensamos que nos hablan.
Son quienes nos esperan con ansia en la ventana o en la puerta de nuestro hogar al llegar, son los únicos que nos conocen como realmente somos, nuestras preocupaciones, amores, angustias, alegrías, llantos, porque sí, hablamos con ellos.
Este último tiempo ha sido muy duro, tres pequeños ángeles han cruzado el arcoíris, tres pedacitos de amor que lo eran todo para mis hermanas de vida.
Hoy quiero honrar sus vidas con agradecimiento profundo por haberlo dado todo hasta el final, por llenar de luz, felicidad, travesuras y energía positiva en la vida de cada una de las familias que los amó desde el día uno que llegaron a su hogar.
Es momento de cruzar por la puerta llena de luz, pequeños gigantes Tyrion, Pakun y Noha, nos encontraremos en algún momento para reír, jugar y amarnos, sin dolores.
Luz, armonía, paz y descanso. Los amamos con el corazón.




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