Una Tinderventura

Elena y Javier se encontraron en Tinder, atrapados en la red virtual de posibilidades amorosas. La chispa surgió con un simple deslizamiento hacia la derecha y un "match" que encendió la llama de la curiosidad. Durante dos semanas, intercambiaron mensajes, compartieron risas y descubrieron afinidades, las conversaciones fluían con naturalidad y decidieron luego de dos semanas conocerse en persona.

Javier pasó por Elena en su auto y le dijo que tenía preparada una sorpresa. Llegaron a un restaurante, cenaron, llegó la hora del postre y vaya que tenía una sorpresa.... En ese postre de chocolate estaba un anillo y si... le pidió matrimonio, si, en la primera cita... Elena aturdida por la petición y presión social de los presentes, le dijo que le respondería al finalizar la cita... Obviamente al llegar a su casa, le devolvió el anillo y le dijo que la idea era conocerse más no formalizar una relación.
Javier enloqueció y juro volver por ella. Elena lo bloqueó y hasta tuvo que cambiarse de casa.

Pasó el tiempo... y el destino es un maestro en entrelazar los hilos de formas inesperadas. Por pura casualidad, Elena y Javier se encontraron nuevamente en una reunión de trabajo. El asombro y la sorpresa se reflejaron en sus rostros al cruzar miradas en la sala de zoom. Javier muerto de la vergüenza, dejó a su asistente a cargo de la misma y abandonó la reunión, dejando a todos los participantes con la incógnita de qué pasó....